Hacer compostaje es como abrir un pequeño laboratorio de naturaleza en nuestra casa. La materia orgánica, como los restos que se producen en la cocina, el jardín o la terraza, se someten a un proceso de transformación natural que nos proporciona, al cabo de un tiempo, un abono de muy buena calidad, al mismo tiempo que nos permite reducir el volumen de los residuos domésticos.
El compost mejora la estructura del suelo y contiene todos los nutrientes necesarios para un crecimiento saludable de las plantas.
Los nutrientes se liberan lentamente, de lo que resulta una aportación continua de éstos;
El compost substituye al fertilizante o abono artificial, reduciendo así el consumo de estos productos y los efectos contaminantes asociados a su producción y uso.
Una correcta aplicación del compost evita el crecimiento de malas hierbas y por lo tanto mejora las condiciones para hacer jardinería;
El compostaje en origen representa la manera más importante de reducir el volumen de la bolsa de basura, con la consecuente reducción de las necesidades de recogida y tratamiento y las emisiones asociadas.
Tanto desde el punto de vista económico como ecológico (ausencia de transporte y necesidad tecnológica y, por lo tanto, consumo muy bajo de energía) hay que dar preferencia al compostaje en origen, individual o colectivo, y fomentar en las instituciones adecuadas el compostaje descentralizado.
El compostaje en origen representa, por lo tanto, la aportación posiblemente más importante que a nivel individual cada uno de nosotros puede hacer para preservar el medio ambiente.